lunes, 13 de abril de 2015

Cabo de Gata en primavera


Jueves Santo
La primera Luna de la primavera indica que llega la Semana Santa, y en mi devoción por huir de mogollones y sobre todo, actos religiosos, un resquicio de mundo apropiado para mí es Cabo de Gata. Así pues, estas vacaciones he pasado tres noches en San José para alinear mis chakras y afrontar con energía el último sprint del curso.

De camino al parque, lo primero que me cautivó fue la cantidad de flores que había. Nunca había estado en primavera y me sorprendió gratamente ver aquellos paisajes volcánicos tan llenos de vida.

Nos dirigimos a nuestro hostal, Puerto Genovés, muy limpio y con desayuno incluido.

Tras dejar las cosas, tapeo tardío, siesta, y lectura en la playa hasta la puesta del sol.



Viernes Santo
Tras un sueño reponedor, el primer día lo dedicamos a explorar el vecino desierto de Tabernas, un anticipo de cómo será el sureste español en cuestión de años. 



Dramatismos aparte, este desierto es conocido por ser el escenario de muchos Western americanos e italianos y otros clásicos como Lawrence de Arabia o Indiana Jones y la última cruzada. Nuestra experiencia en el desierto fue bastante auténtica pues la hicimos durante la mañana y medio día. Hay bastantes rutas de senderismo y kilómetros de desierto para aburrirse.




El paisaje es testigo de unas condiciones climáticas extremas, siendo el verano una estación especialmente seca y calurosa, mientras que se adivinan avenidas de agua en la multitud de ramblas que conforman los senderos. Por ser primavera, el desierto mostraba su flora, entre la que tiene algunas especies únicas aunque yo no tengo ni idea. 

Terminamos nuestra ruta a medio día, y ya de vuelta aprovechamos para saludar a mi querido faro y playa de las Salinas, sin duda mi playa favorita.



Descansamos por la tarde en el hotel, y teniendo en cuenta que nos habíamos conformado con comer pistachos, decidimos darnos un homenaje en forma de mariscada rica, disfrutando de vistas al mar y con total ausencia de tambores y demás sonidos deprimentes típicos de la fecha.


Sábado
A pensar de los kilómetros hechos el día anterior, no notaba demasiado cansancio y en esta ocasión tocó hacer ruta de senderismo por el parque natural de Cabo de Gata. 

El paraje, las antiguas minas de Rodalquilar en el Cerro del Cinto. El día amaneció nublado y fresco, así que cuando tuvimos que decidir entre hacer la ruta corta (4km) o la larga (11km), nos aventuramos por la segunda. Las nubes se disiparon en el momento más duro de la ruta, donde había una subida que me hizo replantearme si daba marcha atrás. 



Continuamos el camino, y ya desde lo alto se divisaban los huertos sorprendentemente fértiles gracias a su composición volcánica, y a lo lejos, Sierra Nevada. Acompañados por flores y el zumbido de las abejas, llegamos al tramo final del camino, donde se podían ver restos de antiguas minas y multitud de galerías subterráneas. 



flora de la zona




Runtastic nos confirmo que habíamos completado la ruta y volvimos a San José a tomarnos una pizza bien merecida.


La siesta se nos fue de las manos y no llegué a poder fotografiar la puesta de sol. Además, hacía frío y no era demasiado agradable permanecer en la calle así que improvisamos cenita en el hotel y a descansar.


Atardecer en San José