domingo, 19 de enero de 2014

Mi nuevo desayuno preferido

En días lluviosos como estos, nada mejor que un desayuno calentito y nutritivo para afrontar el día. Mi último descubrimiento que cumpla estas características es el "porridge", o las gachas de toda la vida, pero queda más moderno y comercial el concepto inglés, así que lo nombraré así.

El ingrediente base para la receta de la que os hablo son los copos de avena. Yo uso unos que compré en iHerb, pero también hay en cualquier súper. Eso sí, como hay de distintos tamaños de copo, se pueden comprar un poco en función de cada gusto personal. 

Independientemente del tamaño, la avena es un cereal con multitud de beneficios para la salud: regula el colesterol con lo cual además cumple con una función antioxidante, ayuda a combatir enfermedades cardíacas, ayuda al sistema respiratorio e inmunológico, es diurética y digestiva. Además, sabemos que es ampliamente utilizada en cosmética por sus bondades para la piel.

Pero bueno, esto de las propiedades de los alimentos es para el consumo regular, y es por eso que debemos encontrar la manera de introducir en nuestras rutinas cosas que de entrada no son muy atractivas.

Una vez tenemos la avena, nos falta leche y/o agua y algo con lo que endulzar. En la receta típica inglesa, los copos de avena se disuelven en leche o agua y se remata con Golden Syrup, un sirope dulce y dorado, que es una forma de azúcar invertido pero que aquí no es fácil de encontrar. Sin embargo, hay un sustituto muy asequible y accesible, que es la miel de caña. La venden en Mercadona y el bote es de lo más vintage. Además, como la avena, también es un alimento con vitaminas, minerales, hierro, cobre y magnesio. El color es más oscuro que el del golden syrup, de hecho es negra, y tiene un toque que yo encuentro más amargo y ahumado. Con respecto a donde diluir los copos de avena, se puede utilizar agua o leche de cualquier tipo (vaca, almendras, soja, etc). También se puede hacer en una mezcla de leche y agua.





Dificultad: Fácil

Tiempo: menos de 10 minutos.

Ingredientes básicos: copos de avena, leche y miel de caña/ miel/ sirope de arce/ azúcar.


Se puede hacer de forma más elaborada y casera, pero yo voy a explicar el modo más sencillo.

Para empezar  necesitamos media taza de copos de avena y una taza de leche/agua. Se echa a un plato o cuenco y se remueve un poco. Lo metemos al microondas a potencia máxima durante 4-5 minutos y lo sacamos. Cuidado, que quema. Cogemos nuestro endulzante, en mi caso, la miel de caña. Para mi gusto una cucharadita generosa es suficiente. Se vuelve a remover y se deja enfriar y reposar un poco para que coja consistencia.


En esta ocasión, le añadí un poco de sésamo dulce tostado y un ligero toque de canela, y es que la receta base se puede enriquecer y combinar a placer. Unos arándanos antioxidantes, fruta deshidratada, frutos secos, especias, etc. Cualquier idea que te apetezca cabe en este plato.



Por supuesto hay que tener una cosa en cuenta. La avena suele aparecer en productos "light", "integrales", "ricos en cereales" y cosas por el estilo para "adelgazar". La avena es un cereal y como tal es rico en hidratos de carbono y proteínas vegetales de calidad. Así, el porridge es un desayuno saciante que nos suministra hidratos de carbono de absorción lenta para ayudarnos a aguantar sin hambre y con energía toda la mañana o ayudarnos a rendir más en el gimnasio. Sin embargo, si esta energía no se consume, ya sabemos lo que pasa con ella. La diferencia entre este desayuno y unos churros es que aquí no hay aceite requemado, este desayuno es sano y saludable, pero comer avena no adelgaza.



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